martes, 29 de noviembre de 2016

LA VIDA BUENA Y LA BUENA VIDA


Por 
Ricardo Bustos

Con mas ilusión que dinero y con los años sobre el cuerpo, algo que nos otorga el derecho a poder disfrutar muy de vez en cuando de un paseo que nos lleve a visitar a los hijos, es que hace tiempo hemos planificado una salida por unos días y volver a la casa para continuar con una vida medianamente normal. Toda esta hazaña, será posible por la colaboración inestimable de los propios hijos a los que aún llamándolos a diario no vemos en persona hace tiempo y es algo tan común como lo que ocurre con la mayoría de los padres que por diferentes motivos viven lejos de sus hijos o nietos.

Somos seres humanos, con un CUIL identificable, un DNI y domicilio que les permite a gobierno, AFIP, autoridades y personal de las Fuerzas de Seguridad Federales y Provinciales o Registro Nacional de las Personas, saber donde y de que vivimos, aún a los que ya estamos retirados del circuito laboral productivo pero igual consumimos como el que mas y pagamos los servicios con todos los impuestos y tasas que marca la Ley.

Este prólogo, es solo un granito de arena en la vida del personaje que por estos días, gozando de libertad condicional por parte del Juez que lleva una de sus múltiples causas, ha solicitado permiso para salir del país.

Se trata del líder de "Quebracho", Fernando Esteche, aliado incondicional de Luis D'Elía, Amado Boudou o el ex vicegobernador Gabriel Mariotto entre otros, "necesita viajar a Grecia". El "dirigente" piquetero viajaría para estar en Atenas hasta el 7 de diciembre y en su presentación ante el Juzgado, invocó una invitación personal y pretende alojarse en un hotel de lujo de cuatro estrellas (?). ¿Será casualidad? El abogado que ha realizado el trámite es nada menos que Fernando Burlando, el mismo que está defendiendo a la ex presidente Cristina Fernández. Hace pocos días, Don Esteche fue denunciado por el actual gobierno porque dijo que "si detienen a Cristina Kirchner, algún Juez podría aparecer muerto".

El jefe de "Quebracho" tiene un Doctorado en Comunicación y tiene una cátedra en la Facultad de Periodismo de La Plata, por lo tanto no creo que trabajando en el Estado tenga un sueldo que le permita viajar a Grecia y hospedarse en hoteles de lujo, por ello es que me asombran cada día, este y otros tantos piqueteros que viven como millonarios y dicen defender a los pobres.

¿De que vive esta gente o quienes los apoyan económicamente?

Cada día las calles del país se ven castigadas por la presencia de estos grupos, que por rara coincidencia, siempre son socios cuando aparecen en una conferencia de prensa criticando "al modelo", no importa si es nacional, provincial o municipal. Lo cierto es que ante cualquier sospecha sobre su forma de vida y quien le provee los medios, surgen hipótesis que muchas veces nos hacen pensar en lo cerca que se encuentran de la vida político institucional de los últimos años en Argentina.

Mientras tanto seguiremos soportando las protestas en contra de un gobierno por defender a los pobres de los que ellos mismos se nutren para hacer vida de ricos ...claro, pero de izquierda ¿vio?

Algunos no llegamos a fin de mes...otros lo pasan de largo...

Ricardo Bustos - Locutor Nacional - Comunicador
Capioví - Misiones

   

TE CAMBIO DE FIGURITAS, CAMBIEMOS



"El más terrible de los sentimientos es el de la esperanza perdida".

Federico García Lorca

Por 
Enrique Guillermo Avogadro

Hoy, el mundo está mejor, ya que un canalla, Fidel Castro, finalmente, se fue al infierno anoche. Fue el responsable, con el Che Guevara, de la ola de sangre y fuego que arrasó nuestro continente, y hundió a su país en la miseria durante casi seis décadas. Que Lucifer lo acoja en su seno.

A un año de la asunción de Mauricio Macri, estamos en un momento muy complicado de la economía, a pesar de la merma en la inflación y a conservar el Gobierno elevados índices de aprobación de su gestión, ya que el gasto público continúa en alza, la actividad no arranca, el consumo cae, crece el endeudamiento en pesos y en dólares, el plan de obra pública no avanza y hay una perceptible parálisis en la gestión de la administración pública, producto de la inexperiencia burocrática de los nuevos funcionarios. La presión impositiva bate records históricos y mundiales, y el voraz Estado recaudador y pseudo benefactor frustra la posibilidad de recibir inversiones (en realidad, las ahuyenta) y asfixia las iniciativas, sin ofrecer los servicios y beneficios a los que la población accede en otros países, lo cual la obliga a contratarlos privadamente, duplicando sus costos.

Claro que todos esos males tienen su raíz en décadas de prácticas populistas, que hacen que hoy la Argentina, uno de los territorios del globo más favorecidos -no dije ricos- con recursos naturales, haya construido un núcleo duro de pobreza, por cierto difícilmente erradicable en el corto plazo. Pero no veo aún un plan para terminar con esa situación estableciendo metas más lejanas mediante políticas de estado que incluyan la aplicación de correctivos inmediatos, acompañados por la planificación del futuro a diez, veinte y treinta años.

Una porción importante del gasto público hoy está destinado, como es natural, a atender a las necesidades más urgentes y a paliar la conflictividad social, derivadas de la crisis heredada a la cual no se le encuentra una solución, mediante la masiva distribución de planes sociales; esta misma semana, fue incrementado en $ 30.000 millones. Entre esos planes hay muchas variantes, como la asignación universal por hijo, el trabajo en cooperativas, etc., pero todos tienen defectos remarcables, amén de permitir, por la falta de controles eficientes y por la tercerización de la distribución, la persistencia de nichos de corrupción.

Esos verdaderos subsidios tienen, en verdad, enormes falencias e inconvenientes, ya que no sólo tienden a consolidar la pobreza, manteniendo bajo esa línea a generaciones enteras (los montos no alcanzan para cubrir las necesidades mínimas) sino que, además y ante el riesgo de perder esos "derechos", aún quienes tienen vocación de trabajar lo hacen "en negro", incrementando la informalidad de nuestra economía, que ya alcanza al 40%, que no paga impuestos ni cargas sociales. Por otra parte, pensemos en cuántos de esos subsidios -"Argentina Trabaja", por ejemplo- impiden a quienes acceden a ellos perfeccionarse, en un momento caracterizado, mundialmente, como "el siglo del conocimiento".

Dado el crítico escenario actual, no resulta lógico pretender que esa asignación de recursos públicos se detenga, ya que quedarían en la más absoluta intemperie los sectores más vulnerables, que generarían comprensibles dificultades a toda la sociedad. Pero sí podemos realizar algunos cambios beneficiosos, ya que algunos de los planes sociales funcionan como verdaderos empleos públicos encubiertos y, en general, resultan innecesarias e inútiles las tareas que se encomiendan: pintadas, cortes de pasto, reparaciones de construcciones, etc..

El progreso tecnológico y la globalización está haciendo que las personas que realizan funciones repetitivas sean reemplazadas por robots, y el mercado laboral impone cada vez mayor perfeccionamiento y especialización a los trabajadores. En la Argentina, hemos visto recientemente insensatas reacciones frente a un futuro que ya está aquí y, nos guste o no, es imparable: el rechazo de los camioneros de Moyano a la distribución electrónica de documentación bancaria, o el de los taxistas de Viviani a aplicaciones como Uber, Easy o Cabify, son algunos ejemplos.

Entonces, al revés de tantos políticos y economistas, propongo al Gobierno que cambiemos algunas figuritas. Sin disminuir en lo inmediato la cantidad de pesos destinados a paliar esta recurrente emergencia, reemplacemos para siempre, en lo social, gasto por inversión. Es decir, sigamos pagando planes, pero que éstos sirvan para transformar no sólo a quienes los reciben sino a la sociedad toda. Me refiero a que el pago de las asignaciones mensuales tenga su correlato en educación pero, en especial, en escuelas técnicas, cualquiera sea el nivel al que cada beneficiario acceda, y se verifique su cumplimiento mediante la permanente evaluación de su rendimiento y su evolución. A pesar de que son obvios los beneficios que este cambio -¿Cambiemos?- traería aparejados, en especial para los llamados "ni-ni", es decir, para aquéllos que no trabajan ni estudian y que en el Conurbano son legión, tal vez convenga recordarlos.

Facilitaría a los beneficiarios, a través del esfuerzo personal, acceder a trabajos formales y más calificados, con mejores salarios y con protección en materia de salud y de seguros y, sobre todo, recuperar las esperanzas al lograr salir de los asentamientos y villas en los cuales transcurren sus tristísimas vidas. La extensión de un programa como el que propongo servirá, sin duda, también para combatir el flagelo de la drogadicción, que se ha constituido en un trágico refugio para quienes carecen de expectativas, y en ampliar la base de los contribuyentes, lo cual permitiría disminuir la presión impositiva sobre el sector económico registrado.

Para concluir, una breve reflexión ante la desobediencia de la viuda de Kirchner a la citación del Juez Claudio Bonadío para cumplir un trámite obligatorio para todos los procesados. Aquí también me pregunto si no ha llegado la hora de cambiar figuritas porque algo similar ocurrió con Lula quien, intimado a presentarse ante un magistrado, se negó a hacerlo; el Juez Moro ordenó a la Policía su inmediata presentación. Pese a que, sin lugar a dudas, el ex Presidente tiene una popularidad mucho mayor que la viuda de Kirchner, el hecho no produjo incidente alguno en Brasil.

Aquí, jueces y funcionarios se aterran ante la posibilidad de incidentes que, ante una detención de Cristina, podrían generar sus seguidores. En el fondo, ocurre lo mismo con la famosa represión de la "protesta social", nombre que hemos dado a las constantes interrupciones del tránsito, a los más desaforados agravios a la investidura presidencial y, en general, hasta a las huelgas salvajes de los servicios públicos. Parecen no comprender que esas minorías revoltosas están minando, todos los días, la imagen de un Presidente y de un Poder Judicial que se muestran débiles y temerosos y que, si la impunidad continúa, desaparecerán la gobernabilidad y la paz; en cambio, si ambos cumplen y aplican la ley a rajatabla, sus prestigios subirán como la espuma, impidiendo toda ensoñación golpista.

¡Ojalá Cambiemos acepte cambiar figuritas!

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

LA MUERTE DEL GRAN SIMULADOR




Por Nicolás Márquez


Tanto sea por el progresivo desgaste y descrédito de Fulgencio Batista como por el halo mítico y carismático que habían sabido ganar los rebeldes, gran parte de Cuba estaba de fiesta tras la revolución encabezada por Fidel Castro y sus exóticos barbudos de Sierra Maestra en enero de 1959. Nadie sospechaba lo que vendría después. La gente pensaba que estos curiosos guerrilleros venían a llevar adelante un gobierno de transición, seguido de un inmediato llamado a elecciones, con la consiguiente reinstauración de la Constitución de 1940.

Castro llegó a La Habana el ocho de enero, acompañado de Huber Matos y Camilo Cienfuegos. En medio de la euforia popular, por la noche, Fidel pronunció un discurso por televisión en el que enfatizó que la revolución era nacionalista, desterrando por completo cualquier sospecha de comunismo y evitando poner a la población en contra (además se le brindó un guiño a los Estados Unidos, que tanto los había apoyado).

Es más, en procura de consolidar el ardid, el 22 de enero, Fidel Castro brindó una masiva conferencia ante cuatrocientos periodistas de todas partes del mundo. Allí falseó a mansalva, explicando que él se disponía a «Asegurar al pueblo un régimen de justicia social, basado en la democracia popular y en la soberanía política y económica. Aseguró que se iban a dar elecciones libres» agregando que uno de sus objetivos era también «custodiar la democracia y evitar los golpes de Estado» [1].

Mientras el carismático trío se alzaba con la gloria, el Che Guevara, forzosamente relegado por su condición de extranjero y su sospechada filiación al comunismo, firmó la orden de fusilar a 12 policías que no adherían a la revolución. En sus notas, el propio Guevara confiesa lo siguiente: «No hice ni más ni menos que lo que exigía la situación, la sentencia de muerte de esos doce» [2].

Castro nombra un presidente títere, Manuel Urrutia, y para despejar cualquier temor acerca de un giro al comunismo, el político más pro norteamericano de la isla, José Miró Cardona, fue nombrado primer ministro, ¡nada menos! Narra el biógrafo guevarista Pacho O’Donnell que «en el nuevo Gabinete casi todos eran anticomunistas» [3] . En consonancia, el historiador californiano y comunista John Lee Anderson agrega que «los títulos oficiales eran engañosos. Mientras Fidel se dedicaba a crearle una fachada moderada a la revolución -rechazando con indignación cualquier acusación de “influencia comunista”-, con la esperanza de evitar un enfrentamiento prematuro con los Estados Unidos, Raúl y el Che se dedicaban en secreto a cimentar vínculos con el PSP (sigla del Partido Comunista Cubano dependiente de Moscú)» [4]. El pueblo cubano desbordaba de alegría creyendo en el advenimiento de la libertad y las inminentes elecciones que el propio Castro había prometido repetidas veces a lo largo de sus múltiples discursos y declaraciones.

En verdad, solo un minúsculo, casi inexistente, puñado de guerrilleros peleó contra Batista por la instauración del comunismo. Más del 90% de los integrantes del Ejército Rebeldes tan solo pretendía una reinstauración constitucional, un sistema de libertades individuales y una vida normal al estilo occidental.

Esta política de engaño, no era solo una táctica para atraer la simpatía internacional sino que evidenciaba que en Cuba los marxistas eran una ínfima minoría. Esto lo explica muy bien el socialista francés Pierre Kalfon en su idolátrica biografía dedicada a Guevara: «Castro, que hasta ahora no tiene más cargo que el de comandante en jefe de un ejército al que está reestructurando, ha cedido al presidente Urrutia la tarea de constituir un gobierno competente y moderado. Los miembros del 26 de Julio son minoría en el seno de una mayoría de notables liberales, reformistas, capaces de tranquilizar a una población llena de desconfianza con respecto a los comunistas» [5].

Sin embargo, es sabido que muchas veces coexisten un poder real y un poder formal. En el caso de marras, el poder formal estaba encabezado por liberales y moderados jubilosamente aceptados por el pueblo cubano. El real era el que estaba compuesto por Castro y su pandilla, la cual contaba con peligrosos agentes marxistas.

El primer objetivo de engañar a propios y extraños ya había sido logrado y en la repartija de cargos, Fidel le encomendó a Guevara dirigir «La Cabaña», una fortaleza militar (que a la sazón albergaba a tres mil soldados del régimen de Batista que se habían rendido sin combatir) que ahora, bajo el yugo del Che, se transformaría en un campo de exterminio, donde se ejecutó y masacró a civiles disidentes en cantidades industriales durante dramáticos años de purga post-revolucionaria.

Sin embargo, antes de que comenzaran a trascender las noticias de que en Cuba se había instaurado un totalitarismo exterminador, la CIA analizó el triunfo de la revolución en estos términos: «Cuba sigue disfrutando una prosperidad económica relativa y una buena parte de la población, probablemente atemorizada de que la revolución pondría en tela de juicio su bienestar, parece esperar que se produzca una transición pacífica del autoritarismo a un gobierno constitucional» [6].

Ahora que se tenía el poder, venía por delante una tarea no menos difícil: consolidarlo. Si bien el marxismo puede imponerse a base de tiros y represión, la realidad es que se necesita aparejadamente cierta base de consenso, el cual no existía. Para tal fin, el Che pretendía llevar a cabo un adoctrinamiento en masa, pero no contaba con cuadros formados académica o ideológicamente para tan ambicioso proyecto. Entonces fue cuando Guevara recurrió al PSP cubano (dependiente de la URSS).

Si bien la CIA y la comunidad internacional aún no advertían con claridad el proceso comunista incipiente, uno de los organismos más lúcidos y que más tempranamente comenzó a manifestar preocupación al respecto fue la embajada norteamericana en Cuba, la cual en marzo de 1959 elevó el siguiente informe: «La embajada ha estado recibiendo informes cada vez más frecuentes durante las últimas semanas sobre la penetración comunista en La Cabaña. Dichos informes se refieren al personal que ha incorporado el comandante Ernesto Che Guevara, a la orientación de los cursos de educación que se imparten y al funcionamiento de los tribunales revolucionarios» [7].

De manera complementaria, al mes siguiente, el 14 de abril, nuevamente la embajada estadounidense insiste y advierte sobre el incipiente lavado de cerebro e infiltración marxista: «Buena parte del esfuerzo comunista en Cuba se dirige hacia la infiltración de las Fuerzas Armadas. La Cabaña parece ser el principal bastión comunista, y su hombre, Che Guevara, es la figura principal cuyo nombre aparece vinculado al comunismo. Cursos de adoctrinamiento político se han establecido entre la tropa bajo su mando en La Cabaña» [8].

Ante la alarma sobre el giro comunista y el consiguiente cúmulo de denuncias por violaciones a los derechos humanos que comenzaban a caer en plañidero, Castro acusa el golpe y para suavizar las imputaciones se expone a un moderado reportaje en televisión el 2 de abril de 1959, en donde expresó: «Ese miedo que parece tienen las minorías a que en Cuba se desarrolle el comunismo no responde a nada real -enfatizó-, ese miedo yo, sinceramente, no lo entiendo».

La consigna de Castro era que en los primeros tramos había que seguir apaciguando los ánimos. Para tal fin, inició en el mes de abril una memorable gira por Estados Unidos, que tenía el propósito de ir tratando de convencer a la opinión pública y al ‘stablishment’ norteamericano de sus “buenas” intenciones.

Allí mantuvo múltiples reuniones. Entre ellas, se dio cita con la Sociedad de Directores de Periódicos de Norteamérica. En el programa de televisión Meet the Press, aseguró a los norteamericanos: “No estoy de acuerdo con el comunismo”. Un día después se apersonó en el almuerzo del Círculo Nacional de Periodistas y nuevamente denunció al comunismo. Hablando de Kruschev, afirmó: “Cualquiera que sea la índole de la dictadura -ya sea clasista, militarista u oligárquica-, nos oponemos a ella. Por eso estamos en contra del comunismo”» [9] . Dentro de su extravagante espectáculo «macartista», Fidel incluyó en su periplo una conferencia ofrecida el 23 de abril en Nueva York. En ella, Castro, con inmutable cara de piedra, afirmó: «Queremos establecer en Cuba una verdadera democracia, sin ningún rastro de fascismo, peronismo o comunismo. Estamos contra cualquier forma de totalitarismo» [10]. Como si su pretendido «anticomunismo» no hubiera quedado del todo claro, el 28 de abril disparó: «El comunismo mata al hombre al privarle de su libertad» [11]. Un mes después, atacó otra vez al comunismo, exponiendo que «es un sistema que anula las libertades públicas y sacrifica al hombre» [12]. Y como remate final, «acusó a los comunistas cubanos de hallarse confabulados con los contrarrevolucionarios» [13] .

Seguidamente, emprendió gira por América Latina. En Montevideo se valió de otro de sus habituales artificios orales al espetar que lo que Cuba quiere es «pan y libertad, pan sin terror. Ni dictadura de derechas, ni dictaduras de izquierdas: una revolución humanista» [14].

Incluso, desterrando el mito de que Estados Unidos «empujó a Cuba al comunismo», para recibir a Fidel en esa etapa de su gira, los norteamericanos habían preparado el mejor de los recibimientos, que incluía la oferta de blandos empréstitos. Es más, Castro, antes de salir para los Estados Unidos, había declarado a su pueblo que hacía el viaje a fin de obtener créditos del Banco Mundial y del Export-Import Bank de Washington.

Muchos defensores del castro-comunismo justifican las mentiras de Fidel y el Che, alegando: «que se embromen los yanquis si fueron burlados y no pudieron adivinar la naturaleza comunista de la revolución». Lo que no advierten los apologistas del totalitarismo castrista es que el problema no es que el engaño haya burlado a los Estados Unidos, sino que la estafa fue dirigida contra el pueblo cubano, que siempre fue anticomunista. Es por esa razón que la sociedad cubana apoyó a Castro y a Guevara. De haber sido estos bandoleros sinceros acerca de sus verdaderos propósitos, no habrían contado con la adhesión de un solo campesino. En todo caso, Fidel y el Che solamente hubiesen contado con el apoyo de algunos militantes del PSP, el cual era tan insignificante en votos, que tanto en 1940 (que llevó en la boleta a Batista) como en las elecciones de 1944, 1948 y en las que se avecinaban en 1952, ni siquiera presentaron candidatura propia (nótese el nulo caudal electoral del PSP), sino que se anexaron en alianza con candidatos moderados a cambio de alguna mísera concejalía.

La estafa comunista no debe verse como «una burla a la CIA», sino al pueblo cubano (en definitiva, fueron los afectados directos). Por supuesto, Cuba se constituyó además en una grave amenaza para la región (desde allí se entrenaba a los terroristas que en los años 70 ensangrentaron y desestabilizaron a América Latina y parte de África), además de haber sido una amenaza mundial al portar misiles soviéticos apuntando a Washington durante la penosa administración demócrata del pusilánime John Fitzgerald Kennedy.

Pero la política de engaños no era privativa de Castro. Hasta Guevara, quien siempre ocasionaba problemas con sus declaraciones radicales, ante la pregunta concreta acerca de si era comunista, el 4 de enero de 1959, le miente al diario La Nación de Buenos Aires cuando responde: «Creo ser una víctima de la campaña internacional que siempre se desata contra quienes defienden la libertad de América» [15].

Mientras tanto, Castro acumulaba todos los días cargos en el poder político. Ya era primer ministro, jefe del Ejército, máxima autoridad del INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria), a la vez que proclamaba a los cuatro vientos que su revolución era «verde olivo como las palmas cubanas». Guevara, al ser consultado por esta definición, no pudo con su genio. Rehén de su omnipresente verborrea, agregó que su revolución se parecía a una sandía: «verde en la superficie y roja en su verdad profunda».

No le resultó difícil a Castro obrar con tamaña maestría en el arte del disimulo y así estafar al propios y extraños: antes de guerrillero el había sido actor obrando primeramente como extra en dos películas rodadas en México. La primera, Holiday Inn Mexico, de George Sidney (comedia musical de 1946); la segunda, del mismo año, la comedia Easy to Wed, con Lucille Ball. Sus dotes no le alcanzaron para triunfar en el exigente mundo actoral, pero sí le sobraba juego para embaucar gente en el mundo político caribeño, en donde se movía con notable astucia.

A los 90´años de edad y a casi 60´de aquella revolución, Fidel Castro murió sin poder corregir la herencia del gobierno de Batista: no sólo no devolvió las libertades prometidas sino que confiscó los derechos todos los derechos entonces vigentes. Desparramó la hambruna. Esclavizó a una población entera. Promovió la guerrilla y el terrorismo el terrorismo por varios continentes y jamás brindó las declamadas elecciones libres.

Evidentemente no pudo cumplir sus promesas en tan solo un período de gobierno…


***

[1]Gambini, Hugo. El Che Guevara. La biografía, Planeta, 19ª ed., 2007,pág. 184.

[2] O’Donnell, Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2ªed., 2005, pág. 144.

[3] O’Donnell, Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2ª ed., 2005, pág. 146.

[4] John Lee Anderson, Che Guevara – una vida revolucionaria, Editorial Anagrama, segunda edición, 2007, pág. 368.

[5] Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janés Editores, 1997, pág. 271.

[6] Director of Central Intelligence, Special National Intelligence Estimate # 85-58, “The Situation in Cuba”, 24 de noviembre de 1958 secreto,  citado en Georgie Anne Geyer, Guerrilla Prince, Little, Brown, Boston, 1991, p. 190. Citado en Castañeda, Jorge G., La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 175.

[7] William Bowdler, Embassy to Dep. of State, 20 de marzo, 1959, Comunist Penetration at La Cabaña Fortress confidential, US Department Files, vol. X, Despatch 1053, citado en Castañeda, Jorge G., La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 193.

[8] Foreign Service Despatch, Braddock Embassy to Dep. of State, 14 de abril, 1959, Growth of Comunism in Cuba Confidencial, Foreign Relations on the United States, 1958-1960, Department of State, Central Files, LBJ Library, citado en Castañeda, Jorge G., La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 193.

[9] Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 239.

[10] Herbert Matthews, Fidel Castro, París, 1970, p. 165. Citado en Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara,una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janés Editores, 1997, pág. 282.

[11] Theodore Draper, Castroism: Theory and Practice NY: Frederick Praeger. 1965, p. 17, Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 240.

[12] Theodore Draper, Castroism: Theory and Practice NY: Frederick Praeger. 1965, p. 17, citado en Daga en el corazón, Cuba traicionada. Mario Lazo. 1972. Minerva Books, pág. 240.

[13] Theodore Draper, Castroism: Theory and Practice NY: Frederick Praeger. 1965, p. 17, citado en Lazo, Mario. Daga en el corazón, Cuba traicionada, Minerva Books, 1972, pág. 240.

[14] Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janés Editores, 1997, págs. 287, 288.


[15] Citado en Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza & Janés Editores, 1997, pág. 283.

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domingo, 27 de noviembre de 2016

HECTOR LEIS, EL EX MONTONERO, QUE DEMOLIÓ EL "RELATO" SOBRE LOS AÑOS '70

Héctor Ricardo Leis, ex oficial Montonero falleció en 2014 a los 71 años en Florianópolis, Brasil, nación en la que se había exiliado con su familia en 1976.

A diferencia de la gran mayoría de los terroristas de los '70 en nuestro país, este intelectual elaboró un pensamiento crítico sobre la lucha armada de los años 70, impulsada por Cuba en varios países de Latinoamérica, y su participación personal en esa experiencia.

La importancia del testimonio y la autocrítica de Héctor Leis reside en su autenticidad. Fue politólogo y doctor en filosofía. 
Su libro: Un testamento de los años 70. Terrorismo, política y verdad en la Argentina (Katz Editores), es fundamental para echar luz sobre la historia falsa que el kirchnerismo le narró a los más jóvenes. 

***

Entrevista con Héctor Leis: "Para que el país supere las divisiones que hoy lo aquejan, es forzoso hacer la catarsis de los 70"

Este ex montonero, distanciado de la militancia, criticó el "uso sectario, político e ideológico de los muertos" y pidió poner fin a los "ciclos recurrentes de esta guerra civil"
Por Astrid Pikielny | Para LA NACION (31 de marzo de 2013)


Hay, en el gesto de entrelazar las nociones de testimonio y testamento, una intención de esclarecimiento y entrega, pero también de acto final que busca restaurar la verdad, trascender la propia finitud y transmutar en legado. Así sucede con el nuevo ensayo de Héctor Leis: Un testamento de los años 70. Terrorismo, política y verdad en la Argentina (Katz Editores), un escrito político y moral que estará en la calle esta semana y que interviene con voz propia en el debate sobre la memoria y la responsabilidad de las organizaciones guerrilleras en el escenario de sangre y violencia que marcó la historia de nuestro país.

Militante comunista y peronista, Leis participó de la lucha armada, fue combatiente de Montoneros hasta el final de 1976 y hoy desenmascara el relato que manipula, aviesamente, historia, memoria y verdad, cuestiona el concepto de "delito de lesa humanidad", asume la violencia y las muertes provocadas por las organizaciones guerrilleras y reclama -atravesado por las nociones de perdón y reconciliación- una lista única de víctimas y un único memorial en el que figuren todos los nombres de los muertos: los de la guerrilla, los de las Fuerzas Armadas y los que mató la Triple A.
"Asumo públicamente y con pesar mi propia historia de guerrillero. No puedo arrepentirme por lo que hice porque lo hice queriendo y empujado por el espíritu de época. Pero sí pido perdón por el sufrimiento causado por mis acciones. Lo nuestro fue una locura que fue al encuentro de otra locura", escribe Leis desde Brasil, destino del exilio desde 1977.

"En ese sentido entiendo la mal llamada «teoría de los dos demonios» expresada en el Nunca Más por Ernesto Sabato: los dos lados del conflicto de los años 70 fueron igualmente ciegos y locos. Desde el punto de vista criminal y moral, hubo diferencias notables, pero no en el grado de locura, de atreverse a hacer lo impensado e imperdonable. Confesar y pedir perdón por mi participación en esa locura es mi contribución al futuro del país. Si existe algún legado sería el de instruir modestamente a las nuevas generaciones para que puedan mirarles de frente la cara a todos los actores de aquellos años sin caer en sus redes", agrega.

Aunque la participación de Leis en el debate por la memoria fue relativamente distante, desde hace un tiempo, afirma, lo asedia un sentido de urgencia y angustia frente al "uso sectario, político e ideológico de los muertos" y la construcción de un discurso faccioso por parte del kirchnerismo. "Siempre me pareció difícil este debate, pero nunca hubo un discurso tan hegemónico y perverso sobre aquellos años como ahora. La memoria es fundamentalista cuando el Estado no busca el consenso y asume una versión de los hechos como única, condenando a la sociedad a dividirse en torno de memorias opuestas. La peor violencia, la que más destruye el tejido social, es la impuesta por un Estado fundamentalista. De igual forma, la peor memoria, la que más destruye la comunidad política, es la impuesta por un Estado fundamentalista. Estados que en ambos casos pueden ser autoritarios o democráticos, no importa", sostiene.

A 37 años del 24 de marzo de 1976, Leis equipara en responsabilidades a militares y militantes, cuestiona la falta de autocrítica de la dirigencia de Montoneros y considera que La Cámpora es una copia mala y oportunista de la militancia de los 70.

Profesor universitario con una maestría en Ciencia Política y doctorado en Filosofía, desde hace algunos años su militancia se asocia al Club Político Argentino.

-¿Por qué equipara en responsabilidades a quienes detentaron el poder del Estado y quienes ejercieron la violencia armada por fuera de él y desde la sociedad civil?

-Mi mirada no es la del jurista, que ingenuamente cree posible entender y operar la realidad a partir de las normas, sino la del filósofo político. En este sentido me preocupa más la trama de la historia y su sentido que los hechos aislados. El concepto de terrorismo de Estado, tal como es usado, es engañoso y sin valor teórico, y no ayuda a entender la dinámica de aquellos años. Si fuéramos a usar este concepto en sentido estricto podemos verificar que en la Argentina existió terrorismo de Estado desde el golpe de Onganía hasta la llegada de Alfonsín. Todos los gobiernos de ese período aplicaron una dosis mayor o menor de terrorismo de Estado, que siempre contó con la complicidad de las máximas autoridades. ¿O acaso se puede dudar de que los gobiernos de Cámpora, Lastiri, Perón e Isabel Perón no fomentaron y ampararon algún tipo de terrorismo desde el Estado, se llame formaciones especiales, Triple A, Operativo Independencia o cualquier otra cosa? En la Argentina hubo violaciones de los derechos humanos a lo largo de 17 años, de 1966 hasta 1983, en un crescendo que tendrá su apogeo con Videla. Esas violaciones fueron fruto de una dialéctica terrorista infernal entre actores con base en el Estado y la sociedad civil, que se alimentaban mutuamente y que perjudicaba a la nación como un todo.
-Pero, ¿por qué afirma que esos crímenes no constituyeron delitos de lesa humanidad?

-Es que esos crímenes hubieran sido contra la humanidad si el Estado argentino hubiera desparecido, pero el Estado no desapareció. En 1983 retornó el Estado de Derecho, que estaba en condiciones plenas de juzgar los crímenes habidos. El Estado existe o no existe. Si existe, los crímenes en su territorio y contra sus habitantes deberán ser juzgados, más tarde o más temprano, por ese Estado. Los crímenes contra poblaciones indefensas e inocentes, como sería el caso de un grupo nacional, étnico, racial o religioso que se encuentre fuera del amparo del Estado pueden ser considerados, sí, crímenes contra la humanidad. Por lo tanto, pretender que en la Argentina hubo crímenes contra la humanidad es, en mi opinión, un artificio jurídico que atenta contra nuestra soberanía y esconde que en los 70 hubo una lucha armada donde los militares defendieron, aunque de forma ilegal y demoníaca, la existencia del Estado como tal, contra la amenaza de su disolución por causa de esa guerra civil en curso y la casi total ausencia del gobierno. Por otro lado, las organizaciones guerrilleras, como ya lo habían probado, no luchaban en defensa de la Constitución Nacional, ya que en ese caso se hubieran autodisuelto en 1973 cuando llegó Cámpora al poder. Ellas luchaban por otro Estado y otra Constitución.
-¿El robo de bebes tampoco es un delito de lesa humanidad?

-El robo de bebes es uno de los pocos casos que, por la extrema indefensión e inocencia de las víctimas, encuentro buenos argumentos para tipificarlo así.

-¿Por qué nunca hubo una autocrítica pública de la conducción de Montoneros?

-El hecho más extraño de la Argentina contemporánea es el limbo en el cual permanecen los dirigentes de la conducción de Montoneros. Nadie les cobra nada, ni crímenes ni cuentas bancarias. Y cuando alguien se anima a hacerlo, ellos no responden. Se puede pensar dos cosas sobre ese silencio. La primera es que no saben qué decir porque todavía están tratando de entender lo que pasó. La segunda, que es la más probable, es que por el momento creen conveniente no decir nada. La conducción interna de Montoneros siempre tuvo un estilo centralista y militarista, a un grado tan o más alto que las FFAA. Después de todo, las FFAA no ejecutaban a sus miembros por motivos banales, como ocurrió algunas veces con Montoneros. Esa dirigencia debe pensar que la historia habrá de reconocerle sus méritos algún día y hasta entonces mejor no abrir la boca, porque tampoco saben para dónde va la historia. Todo esto tampoco explica por qué los ex montoneros no les piden una explicación a sus ex comandantes. En cuanto a la conducción, continúa sin rendir cuentas del dinero que estaba en su poder, que no era poco.

-¿Qué similitudes y diferencias advierte entre aquella militancia y la actual, en algunos casos rentada y que ocupa puestos de poder? ¿Cuál es su opinión sobre La Cámpora?

-La militancia de los 60 y 70 fue tan heroica y altruista como voluntarista e ignorante de la realidad de las cosas. Primero fue víctima de la ideología, después de la metodología militarista-leninista-terrorista de sus organizaciones, y, por último, de Perón y los militares. Usamos ideas y métodos errados para combatir a todos al mismo tiempo. Pero fuimos originales, no reivindicamos la herencia de nadie, inventamos nuestros valores y nos sacrificamos por ellos. Las generaciones que nos siguieron son copias mal hechas de la nuestra. Adoptaron nuestra tradición de forma oportunista, desde el poder. No lucharon sino que fueron cooptados por los Kirchner. No existían antes de que ellos llegaran y fueron un invento del poder. No son ciegos, como fuimos nosotros, sino algo peor, son lacayos del poder del Estado. La Cámpora sería más coherente si se llamase "La Cayos". Su lealtad con el amo dura mientras esté en el poder.

-¿Cree que hay un uso mutuo de los derechos humanos tanto por parte del kirchnerismo como de las organizaciones de los derechos humanos?

-En algún momento los argentinos tendrán que preguntarse por qué toleran la instrumentación política de la actual memoria histórica de los años 70 hecha por algunas organizaciones de derechos humanos, como las Madres de Plaza de Mayo de Hebe Bonafini, y los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Existe, por supuesto, un uso mutuo por parte de actores de la sociedad civil y del Gobierno para glorificar y victimizar a la guerrilla de los 70 y culpabilizar absolutamente a los militares. Pretenden con eso legitimar su populismo de izquierda y sus aspiraciones de poder. Pero hay un uso de esa memoria que es peor todavía.

-¿En qué sentido peor?

-En el sentido de que esa memoria mentirosa y cínica es tolerada por la gran mayoría de la sociedad argentina porque le permite olvidar la verdad de aquellos años y, sobre todo, ocultar sus responsabilidades. La violencia y el terror practicado por los principales actores en conflicto de aquellos años fueron deseados de forma abierta o silenciosa por la mayoría. De todas las memorias posibles, la actual es la mejor para ocultar la verdad, ya que la culpa es únicamente de los militares. La sociedad argentina tiene miedo de abrir la caja de Pandora de su pasado: el rechazo que eventualmente les produce la mentira e instrumentación de la memoria histórica es infinitamente menor que el horror que les produciría confrontarse con su participación en ese pasado. Para que la Argentina supere las divisiones y enfrentamientos que hoy la aquejan es forzoso hacer la catarsis de los 70. La memoria actual es mentirosa porque es anticatártica. Es el alter ego de la sociedad argentina que prefiere la mentira a descubrir sus responsabilidades, tanto con la violencia de la guerrilla como de la dictadura, y de las consecuencias de ambas. Y digo sociedad argentina porque aún muchos de aquellos que padecieron la locura de la época permaneciendo neutrales, hoy también callan, esperando que la verdad sea producida por otros. ¿Por quiénes?

-¿Cuán necesarios son los muertos para alimentar una épica en el kirchnerismo?

-En esto debemos aliviar la culpa del kirchnerismo. El culto a los muertos es parte del ser nacional y Gardel es un ejemplo. Pero el uso político de ese culto es obra del peronismo y comenzó con la muerte de Eva Perón, a quien Perón declaró santa y le decretó un feriado. Es evidente que el actual gobierno pretendió legitimarse también sobre la figura de los muertos y desaparecidos víctimas de la dictadura militar, a los cuales agregó más recientemente a Néstor Kirchner. La cosa salió bien al comienzo, pero recientemente los familiares y amigos de los muertos en Once le mostraron a la Presidenta que el uso que podía hacer de la muerte de su marido era limitado. Puede ser una buena señal, indicando que los argentinos se están cansando del uso sectario, político e ideológico de los muertos. Es la señal que la sociedad argentina precisa para comenzar la tarea de actualización de la memoria histórica de los 70, aproximándola lo más posible a la verdad. Respetemos por igual a todas las víctimas de aquellos años y dejemos que los muertos entierren a sus muertos porque nadie sabe lo que pensarían hoy si estuvieran vivos.

-En ese sentido usted reclama una lista única de víctimas en la que figuren todos los nombres de los muertos y desaparecidos: los que mató la guerrilla, las FF.AA. y la Triple A. ¿Cree que algún día será posible?

-Creo que sí. De no serlo, esos nombres se perderán en la neblina de la historia. Mi propuesta apunta a salvarlos para que contribuyan a salvar el futuro de los argentinos. Si continúa la exclusión de unos u otros, los resentimientos del pasado continuarán alimentando el presente, generando nuevas listas de muertos en el futuro. La Argentina tiene que poner un fin a sus ciclos recurrentes de guerra civil. Tal como están hoy las cosas la guerra civil no es manifiesta, pero los instintos y odios que la alimentan continúan latentes.

-¿Qué les diría a los compañeros de militancia que sostienen que estas posiciones suyas, en lugar de avanzar en un proceso de sinceramiento y reconciliación podrían "hacerle el juego a la derecha"?

-Presumo que te referís como compañeros de militancia a los miembros de mi generación del 60, junto con los cuales quise hacer la revolución por la vía de las armas. Si fuesen ellos, les diría que están equivocados y que quien hace esa crítica decidió ser leal al peor de sus pasados, no al mejor. Decidió apegarse a los errores del pasado para defender su participación en la historia, en vez de mirar de frente a la verdad, pensando en el futuro de la nación. Diciendo la verdad sobre los años 70 no se le hace el juego a nadie, especialmente cuando en ese pasado no hubo héroes, ni vencedores, sino que fuimos todos víctimas y victimarios recíprocos. En los 60 y 70 nosotros creíamos que la verdad era revolucionaria y luchábamos contra las mentiras del poder. Cómo podría entonces hacerle el juego a la derecha si la memoria oficial, tal como aparece consagrada en los "museos" impulsados por algunas organizaciones de derechos humanos y la secretaria de Derechos Humanos del Gobierno, es mentirosa porque oculta una parte importante de los hechos. Todos lo sabemos. Yo les preguntaría a mis compañeros por qué se callan, por qué le hacen el juego a la mentira. Por otra parte, en la Argentina es imposible hacerle el juego a la derecha -o a la izquierda- si no aclaramos de quién estamos hablando. Desgraciadamente, en nuestro país existen derechas e izquierdas tan autoritarias unas como las otras, y no me une ninguna lealtad con ellas. Les preguntaría a los ex compañeros que me critican si ellos defienden todavía las muertes y el terror que provocamos durante un régimen democrático con gobiernos peronistas. Les preguntaría si ellos repetirían lo mismo otra vez.

-¿Y si le responden que sí?

-Si ellos me responden que sí, mucho me honran con sus acusaciones. Ellos están del lado de las dictaduras y las mentiras, y hoy mi única lealtad es con la democracia y el Estado de Derecho.

MANO A MANO

Calidez en un largo intercambio epistolar

Nunca nos cruzamos en el Club de Cultura Socialista, ámbito de intensos debates intelectuales durante la primavera alfonsinista y que yo frecuenté en mis épocas de estudiante de Ciencia Política. Leis había dejado su exilio brasileño y volvía a la Argentina en 1984 para reencontrar afectos y discutir críticamente el pasado. "Tenía que volver al lugar del crimen. En el exilio yo me había distanciado tanto de mi pasado que no me reconocía. A veces me parecía que era otro el que había vivido mis experiencias. Volví para discutir críticamente mi pasado, pero no encontré recepción. Los cinco años que estuve en la Argentina fueron intensos, fui profesor en las universidades de Buenos Aires y de Rosario y conviví con el maravilloso grupo humano del Club de Cultura Socialista. Pero lo que sería un retorno definitivo a la Argentina en 1984, se transformó cinco años más tarde en un retorno definitivo a Brasil. Nunca dejé de ser argentino, pero a la distancia", escribe Leis a través del correo electrónico, en un intercambio epistolar que tuvo varias etapas, todas ellas marcadas por su enorme calidez y la confianza prodigada hacia alguien a que nunca conoció personalmente.

UN FUTURO POSIBLE, SEGÚN LEIS

¿Cuál cree que será el impacto del papa Francisco en la vida de los argentinos?

-Es difícil hablar del papa Francisco para los argentinos, un pueblo mental y emocionalmente saturado por políticas e ideologías del pasado. En ningún país del mundo ocurre que cuando se recibe la noticia de la elección de un papa connacional no surja inmediatamente una alegría y emoción unánime. Las críticas mezquinas hechas a la elección de Bergoglio muestran, una vez más, que la Argentina es un país dividido por resentimientos originados en el pasado. 
Si Francisco continuase la obra de Bergoglio, ciertamente el Vaticano comenzará una nueva etapa. Su acción será espiritual y pastoral sin distinción de identidades políticas o ideológicas. Su compromiso será con los pobres y los necesitados. Su mensaje será de amor, reconciliación y fraternidad.


lunes, 21 de noviembre de 2016

LAS 7 PROPUESTAS DE DONALD TRUMP QUE LOS GRANDES MEDIOS CENSURARON... Y QUE EXPLICAN SU VICTORIA

Por Ignacio Ramonet

El éxito de Donald Trump (como el ‘Brexit’ en el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en Colombia) significa primero una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión. Pero significa también que toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo rasgo determinante es lo ‘desconocido’. Ahora todo puede ocurrir.

¿Cómo consiguió Trump invertir una tendencia que lo daba perdedor y lograr imponerse en la recta final de la campaña? Este personaje atípico, con sus propuestas grotescas y sus ideas sensacionalistas, ya había desbaratado hasta ahora todos los pronósticos. Frente a pesos pesados como Jeb Bush, Marco Rubio o Ted Cruz, que contaban además con el resuelto apoyo del establishment republicano, muy pocos lo veían imponerse en las primarias del Partido Republicano, y sin embargo carbonizó a sus adversarios, reduciéndolos a cenizas.

Hay que entender que desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no hemos salido) ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los terremotos electorales (entre ellos, el Brexit). Los grandes partidos tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje político aparece radicalmente transformado.

Ese fenómeno ha llegado a Estados Unidos, un país que ya conoció, en 2010, una ola populista devastadora, encarnada entonces por el Tea Party. La irrupción del multimillonario Donald Trump en la Casa Blanca prolonga aquello y constituye una revolución electoral que ningún analista supo prever. Aunque pervive, en apariencias, la vieja bicefalia entre demócratas y republicanos, la victoria de un candidato tan heterodoxo como Trump constituye un verdadero seísmo. Su estilo directo, populachero, y su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando a los bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad, muy distinto del tono habitual de los políticos estadounidenses, le ha conferido un carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del electorado de la derecha. Para muchos electores irritados por lo «políticamente correcto», que creen que ya no se puede decir lo que se piensa so pena de ser acusado de racista, la «palabra libre» de Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida como un auténtico desahogo.

A ese respecto, el candidato republicano ha sabido interpretar lo que podríamos llamar la «rebelión de las bases». Mejor que nadie, percibió la fractura cada vez más amplia entre las élites políticas, económicas, intelectuales y mediáticas, por una parte, y la base del electorado conservador, por la otra. Su discurso violentamente anti-Washington y anti-Wall Street sedujo, en particular, a los electores blancos, poco cultos, y empobrecidos por los efectos de la globalización económica.

Hay que precisar que el mensaje de Trump no es semejante al de un partido neofascista europeo. No es un ultraderechista convencional. Él mismo se define como un «conservador con sentido común» y su posición, en el abanico de la política, se situaría más exactamente a la derecha de la derecha. Empresario multimillonario y estrella archipopular de la telerealidad, Trump no es un antisistema, ni obviamente un revolucionario. No censura el modelo político en sí, sino a los políticos que lo han estado piloteando. Su discurso es emocional y espontáneo. Apela a los instintos, a las tripas, no a lo cerebral, ni a la razón. Habla para esa parte del pueblo estadounidense entre la cual ha empezado a cundir el desánimo y el descontento. Se dirige a la gente que está cansada de la vieja política, de la «casta». Y promete inyectar honestidad en el sistema; renovar nombres, rostros y actitudes.

Los medios han dado gran difusión a algunas de sus declaraciones y propuestas más odiosas, patafísicas o ubuescas. Recordemos, por ejemplo, su afirmación de que todos los inmigrantes ilegales mexicanos son “corruptos, delincuentes y violadores”. O su proyecto de expulsar a los 11 millones de inmigrantes ilegales latinos a quienes quiere meter en autobuses y expulsar del país, mandándoles a México. O su propuesta, inspirada en «Juego de Tronos», de construir un muro fronterizo de 3.145 kilómetros a lo largo de valles, montañas y desiertos, para impedir la entrada de inmigrantes latinoamericanos y cuyo presupuesto de 21 mil millones de dólares sería financiado por el gobierno de México. En ese mismo orden de ideas: también anunció que prohibiría la entrada a todos los inmigrantes musulmanes…Y atacó con vehemencia a los padres de un militar estadounidense de confesión musulmana, Humayun Khan, muerto en combate en 2004, en Irak.

También su afirmación de que el matrimonio tradicional, formado por un hombre y una mujer, es “la base de una sociedad libre”, y su crítica de la decisión del Tribunal Supremo de considerar que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho constitucional. Trump apoya las llamadas “leyes de libertad religiosa”, impulsadas por los conservadores en varios Estados, para denegar servicios a las personas LGTB. Sin olvidar sus declaraciones sobre el “engaño” del cambio climático que, según Trump, es un concepto “creado por y para los chinos, para hacer que el sector manufacturero estadounidense pierda competitividad”.

Este catálogo de necedades horripilantes y detestables ha sido, repito, masivamente difundido por los medios dominantes no solo en Estados Unidos sino en el resto del mundo. Y la principal pregunta que mucha gente se hacía era: ¿cómo es posible que un personaje con tan lamentables ideas consiga una audiencia tan considerable entre los electores estadounidenses que, obviamente, no pueden estar todos lobotomizados? Algo no cuadraba.

Para responder a esa pregunta tuvimos que hendir la muralla informativa y analizar más de cerca el programa completo del candidato republicano y descubrir los siete puntos fundamentales que defiende, silenciados por los grandes medios.

1) Los periodistas no le perdonan, en primer lugar, que ataque de frente al poder mediático. Le reprochan que constantemente anime al público en sus mítines a abuchear a los “deshonestos” medios. Trump suele afirmar: «No estoy compitiendo contra Hillary Clinton, estoy compitiendo contra los corruptos medios de comunicación» . En un tweet reciente, por ejemplo, escribió : «Si los repugnantes y corruptos medios me cubrieran de forma honesta y no inyectaran significados falsos a las palabras que digo, estaría ganando a Hillary por un 20%
».
Por considerar injusta o sesgada la cobertura mediática, el candidato republicano no dudó en retirar las credenciales de prensa para cubrir sus actos de campaña a varios medios importantes, entre otros: The Washington Post, Politico, Huffington Post y BuzzFeed. Y hasta se ha atrevido a atacar a Fox News, la gran cadena del derechismo panfletario, a pesar de que lo apoya a fondo como candidato favorito…

2) Otra razón por la que los grandes medios atacaron con saña a Trump es porque denuncia la globalización económica, convencido de que ésta ha acabado con la clase media. Según él, la economía globalizada está fallando cada vez a más gente, y recuerda que, en los últimos quince años, en Estados Unidos, más de 60.000 fábricas tuvieron que cerrar y casi cinco millones de empleos industriales bien pagados desaparecieron. 
  
3) Es un ferviente proteccionista. Propone aumentar las tasas sobre todos los productos importados. «Vamos a recuperar el control del país, haremos que Estados Unidos vuelva a ser un gran país», suele afirmar, retomando su eslogan de campaña.
Partidario del Brexit, Donald Trump ha desvelado que, una vez elegido presidente, tratará de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés). También arremetió contra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), y aseguró que, de alcanzar la Presidencia, sacará al país del mismo : «El TPP sería un golpe mortal para la industria manufacturera de Estados Unidos».
En regiones como el rust belt, el «cinturón del óxido» del noreste, donde las deslocalizaciones y el cierre de fábricas manufactureras dejaron altos niveles de desempleo y de pobreza, este mensaje de Trump está calando hondo.

4) Así como su rechazo de los recortes neoliberales en materia de seguridad social. Muchos electores republicanos, víctimas de la crisis económica del 2008 o que tienen más de 65 años, necesitan beneficiarse de la Social Security (jubilación) y del Medicare (seguro de salud) que desarrolló el presidente Barack Obama y que otros líderes republicanos desean suprimir. Tump ha prometido no tocar a estos avances sociales, bajar el precio de los medicamentos, ayudar a resolver los problemas de los «sin techo», reformar la fiscalidad de los pequeños contribuyentes y suprimir el impuesto federal que afecta a 73 millones de hogares modestos.

5) Contra la arrogancia de Wall Street, Trump propone aumentar significativamente los impuestos de los corredores de hedge funds que ganan fortunas, y apoya el restablecimiento de la Ley Glass-Steagall. Aprobada en 1933, en plena Depresión, esta ley separó la banca tradicional de la banca de inversiones con el objetivo de evitar que la primera pudiera hacer inversiones de alto riesgo. Obviamente, todo el sector financiero se opone absolutamente al restablecimiento de esta medida.

6) En política internacional, Trump quiere establecer una alianza con Rusia para combatir con eficacia a la Organización Estado islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Aunque para ello Washington tenga que reconocer la anexión de Crimea por Moscú.

7) Trump estima que con su enorme deuda soberana, los Estados Unidos ya no disponen de los recursos necesarios para conducir una política extranjera intervencionista indiscriminada. Ya no pueden imponen la paz a cualquier precio. En contradicción con varios caciques de su partido, y como consecuencia lógica del final de la guerra fría, quiere cambiar la OTAN: «No habrá nunca más garantía de una protección automática de los Estados Unidos para los países de la OTAN.»

Todas estas propuestas no invalidan en absoluto las inaceptables, odiosas y a veces nauseabundas declaraciones del candidato republicano difundidas a bombo y platillo por los grandes medios dominantes. Pero sí explican mejor el por qué de su éxito.

En 1980, la inesperada victoria de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos había hecho entrar el planeta en un Ciclo de cuarenta años de neoliberalismo y de globalización financiera. La victoria hoy de Donald Trump puede hacernos entrar en un nuevo Ciclo geopolítico cuya peligrosa característica ideológica principal –que vemos surgir por todas partes y en particular en Francia con Marine Le Pen – es el ‘autoritarismo identitario’. Un mundo se derrumba pues, y da vértigo.

http://www.arbia.org.ar/


domingo, 20 de noviembre de 2016

ARGENTINO ALEGRE


Este fue Argentino Alegre, el que vemos a la derecha de la foto. Uno de los tantos policías asesinados por los "jóvenes idealistas".
Fue asesinado por Ana María Testa, la que habló en la ESMA, en el acto político del 20 de mayo que se pasó en cadena junto a la presidente de la Nación, en un acto político partidario. Ana María Testa hizo una película "Montoneros, una historia" en la que relataba sus aventuras como Montonera y que se había metido en la "orga" porque los muchachos eran más buen mozos que los del ERP.

 

Ana María Testa también figura como "desaparecida" en el "Nunca Más" de ayer y de hoy; en el original y en el revisado. Pasó todos los filtros. 




Testa afirma que es una homónima la que figura como "desaparecida" pero... ¿cómo saberlo, si la información completa se le niega a la sociedad que paga la fiesta?

Tal vez la Jueza Argibay era una homónima de una "desaparecida", o el Procurador General de la Nación, Esteban Justo Righi era un homónimo de otro "desaparecido" con los mismos nombres y apellido. Tal vez el Juez Guillermo Meade era un homónimo al "desaparecido" que tuvo el "honor" de encarnar.

Los muertos nos siguen reclamando desde sus tumbas frías que hagamos justicia por sus memorias mientras un grupo de payasos se ríen de ellos y de nosotros en nuestra cara.



PRESENTA AMICUS CURIAE SOBRE LA PETICION P. 517 DEL 2016 Y OTRAS




Señores Integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

De mi consideración:

Adolfo Roberto VÁZQUEZ, D.N.I N° 4.268.357, Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, graduado en la universidad de Buenos Aires, de profesión abogado, con matrículas CPACF T°6 F°125 y en la Plata, Pcia de Buenos Aires, T° XXIII F°424, constituyendo domicilio legal en Uruguay 911, 3° piso "A" y "B" de la ciudad autónoma de Buenos Aires (C.P. 1015); teléfonos (5411) 4815-6066; fax (5411) 4811-4251; correo electrónico: arvazquezar@yahoo.com; a esa comisión EXPONGO:

Que he tomado conocimiento de la existencia de numerosas peticiones contra el Estado Argentino, relacionadas a la violación de los siguientes derechos protegidos por la Constitución Nacional de la República Argentina y por el Sistema Interamericano de protección a los Derechos Humanos en sus instrumentos: Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH):- en sus artículos:- 4. (Derecho a la vida), 5. (Derecho a la Integridad Personal), 7. (Derecho a la libertad Personal), 8. (Garantías Judiciales), 9. (Principio de legalidad y de Retroactividad), 10. (Derecho a Indemnización), 11. (Protección de la Honra de la Dignidad), 17. (Protección a la Familia), 24. (Igualdad ante la ley), 25. (Protección judicial), 26. (Desarrollo Progresivo), 27. (Suspensión de Garantías) 31. (Reconocimiento de Otros Derechos), y 63.1; todos ellos en relación al 1 (Obligación de respetar los derechos ) y al 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno).- Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) :- artículos 1,2,3,5,7,9,10,11,12,16 y 26.- Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (DADDH):- artículos I (Derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad e integridad de la persona), II (Derecho de igualdad ante la ley), V (Derecho a la protección a la honra, la reputación personal y la vida privada y familiar), VI ( Derecho a la constitución y a la protección de la familia), XI (Derecho a la preservación de la salud y al bienestar), XII (Derecho a la educación), XIV (Derecho al trabajo y a una justa retribución), XVI (Derecho a la seguridad social), XVII (Derecho de reconocimiento de la personalidad jurídica y de los derechos civiles), XVIII (Derecho de justicia), XXV (Derecho de protección contra la detención arbitraria) y XXVI (Derecho a proceso regular) - Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o Degradantes (CTTPCIO):- artículos 1,2,4,10,12, 13 y 14.- Protocolo adicional a la convención americana- derechos económicos, sociales y culturales, ("Protocolo de San Salvador") artículos: 3 (Obligación de no Discriminación), 4 (No Admisión de Restricciones), 6 (Derecho al Trabajo), 9 (Derecho a la seguridad social), 10 (Derecho a la salud), 13 (Derecho a la educación), 15 (Derecho a la constitución y protección de la familia) y 17 (Protección de los ancianos).- Carta de las naciones unidas:- Preámbulo y artículos 102 y 103.-

JUSTIFICACION:

De conformidad de lo prescripto por el Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su art. 2 inciso 3, y ante los pedidos que me fueran efectuados por la UNIÓN DE PERSONAL MILITAR ASOCIACIÓN CIVIL, con domicilio legal en Uruguay 654 - Piso 9-Oficina 907 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, correo electrónico admin@upmac.org.ar; la ASOCIACIÓN PROMOCIÓN 100 DEL COLEGIO MILITAR DE LA NACIÓN, con domicilio legal en Ruiz Huidobro Nº 3640 Departamento A de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CP 1430), correo electrónico josbaltazar@yahoo.com.ar y la ASOCIACIÓN PROMOCIÓN 103 DEL COLEGIO MILITAR DE LA NACIÓN, con domicilio legal en Aristóbulo del Valle 1012, de la Ciudad de San Miguel, Provincia de Buenos Aires, correo electrónico or0767@hotmail.com, -entidades estas, que han Presentado Adhesión a la Petición P. 517/16- es que vengo a solicitar y aceptar por la presente intervenir como amicus curiae, en el interés de la vigencia de la protección de los Derechos Humanos establecidos en la Constitución Argentina y en el Derecho Internacional.

A efectos que se evalúe mis antecedentes y aptitudes para desempeñarme en el carácter que motiva el presente, declaro que en el ámbito jurídico actué durante veinte años como Juez Nacional de Primera Instancia en lo Civil; Juez de Segunda Instancia de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Civil y Comercial ejerciendo en varios periodos como Presidente de la sala III y de la propia Cámara Federal y entre los años 1995 y 2004 fui Ministro de la Corte Suprema de la Justicia de la Nación. Además antes y después de mi actuación judicial ejercí la profesión de abogado por más de treinta años (lo que totaliza más de cincuenta años consagrados al Derecho); desempeñándome también como Procurador de la Ciudad de Buenos Aires; Gerente de Asuntos Jurídicos de Ferrocarriles Argentinos; asesor de la H Cámara de Diputados de la Nación, como profesor universitario; autor de numerosos libros jurídicos, conferencista y articulista de decenas de temas de derecho, etc...

Es entonces, en función de todos mis antecedentes profesionales y personales y como ferviente defensor del Estado de Derecho, que no puedo menos que manifestar la necesidad del restablecimiento para mi Nación de un régimen auténticamente democrático y republicano, estrictamente ajustado a la Constitución Nacional y al Derecho. Tal como expuse en el libro de mi autoría "ASALTO A LA JUSTICIA Crónica de una destitución" (Editorial Sudamericana edición Buenos Aires, febrero de 2016) que trata sobre las consecuencias de la política instrumentada a partir del año 2003; DONDE SE EVIDENCIA UNA VERDADERA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS, justamente en los procesos judiciales que motivan esta presentación al disfrazarlos falsamente como juicios de lesa humanidad y sobre los cuales considero necesario y oportuno acercar un aporte a esa Honorable Comisión.

FUNDAMENTOS:

Su fundamento se encuentra en la gran cantidad de presos que ya habían sido juzgados y sobre esas causas con cosa juzgada firme, se volvieron a reabrir en forma contraria a los DDHH que dicen pregonar. Ello además de las graves violaciones que implican a los injustamente presos o detenidos; también ante el pueblo del país y ante las naciones del mundo, trae aparejado un grave desprestigio por la falaz invocación de los DDHH bien entendidos, que bajo su falso manto en estos graves casos se invocan con el retroceso y el mal que ello implica. Todo lo dicho, más allá de cualquier reproche no jurídico o meramente intelectual que los hechos de algunas personas pueden merecer y que no es parte de esta presentación estrictamente constitucional.

BREVE RESUMEN DE LA SITUACIÓN: (A MANERA DE EXCURSUS)

La Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, constitucionalmente conformada ejerció sus funciones normalmente sin interrupciones desde la recuperación de la democracia en el año 1983, con sus normales y lógicas evoluciones en las composiciones de sus jueces integrantes; siendo así respetada por lo sucesivos gobiernos presididos por los doctores Ricardo Alfonsín, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Duhalde, hasta el ilegal avenimiento por la violación de la legislación de las internas del Partido Justicialista, que un ilegitimo congreso de tal partido político en la localidad de Lanús del año 2003 donde se anularon las internas partidarias consagrando así un ultra minoritario y digitado régimen antirrepublicano del cual surgió el gobierno de Néstor Kirchner con solo el 22% de los votos.

En el año 2003 concretamente el 4 de junio, el presidente Kirchner por medio de la cadena de radio y televisión, prácticamente ordenó al Congreso Nacional que depusiera a la Corte Suprema de ese entonces, como se dijo constitucionalmente conformada. A partir de ahí tal máximo tribunal fue avasallado por el gobierno kirchnerista entre los años 2003 y 2004, para luego de lo cual hacer lo propio con la Cámara de Casación Penal y otros Tribunales y Juzgados Federales, y a partir de ahí proceder a violar los principios fundamentales del derecho universal, desconociéndose sucesivamente la cosa juzgada judicial; o cuando se vulneró la irretroactividad de la ley penal (para posibilitar la detención de más de dos mil militares, personal de fuerzas de seguridad, civiles y otros) y cuando no se tuvo en cuenta la ley penal más benigna para el imputado. Entre otras aberraciones jurídicas, como cuando inventan los llamados "Juicios de la Verdad", que vaya paradoja no tenían por objeto dictar sentencia alguna, y con esa excusa llevan a declarar a militares y civiles "en carácter de testigos" y "bajo juramento de decir la verdad" , so pena del "delito de perjurio", para en forma socarrona propia de los bellacos más astutos, transformar esas declaraciones hechas, donde el juramento los obligó a declarar en contra de sí mismos, en ilegítimos juicios penales para procesar y condenar antijurídicamente a personas que ya habían sido juzgadas, absueltas, condenadas o indultadas, burlándose todas las normas morales, éticas, jurídicas y sobre todo constitucionales, que implican todo proceso judicial (1). A ellos se suma además la desigualdad ante la ley dado que se discriminó a otros sectores de personas que también habían sido juzgados en igualdad de condiciones que los militares como es el caso de los terroristas a quienes se respetaron aquellos mismos juicios y los indultos.

DESCONOCIMIENTO Y VIOLACIÓN DE LA COSA JUZGADA JUDICIAL - MUERTE DE LA SEGURIDAD JURÍDICA

Las leyes de punto final y de obediencia debida, fueron declaradas constitucionales por la corte nombrada durante el gobierno del Dr. Ricardo R. Alfonsín. Los indultos decretados por el presidente Carlos S. Menem, respecto de militares como mayoritariamente de terroristas, también fueron declarados constitucionales por miembros de la Corte de Alfonsín e integrantes que les sucedieron. Con la nueva conformación de la Corte Kirchnerista a partir de 2003, se dieron las innovaciones respecto de las sentencias firmes dictadas por sus anteriores integraciones.

El objetivo de agitar falsos fantasmas del pasado reavivando las causas ya fenecidas contra militares y civiles, por violaciones a los derechos humanos, comenzó a plasmarse.

Una nueva ley dictada por el Congreso declarado la nulidad de las leyes mencionadas, también dictadas por ese mismo Poder Legislativo, fue un nuevo eslabón.

Que el Congreso declare la nulidad de leyes que tienen efectos ya cumplidos y consumados es desconocer la autoridad de la cosa juzgada judicial. La constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes, ergo su nulidad y su aplicabilidad, son resortes exclusivos del Poder Judicial. Ni el Poder Legislativo ni el Poder Ejecutivo tienen facultad de anular leyes ni de restablecer causas judiciales juzgadas o fenecidas. El Congreso solo tiene la potestad de derogar leyes o dejarlas sin efecto hacia el futuro, pero nunca podría determinar que no han existido. La retroactividad ya sea por el dictado de una nueva ley, ya sea por revivir leyes antiguas más perjudiciales mediante el artilugio de darles nueva vigencia a las anteriores no es justicia. Ello suena más a venganza.

En la doctrina penal de todos los países civilizados existe el principio de la ley penal más benigna, según el cual a cualquier justiciable investigando penalmente se le debe aplicar la ley más benigna que exista o haya existido desde el momento del hecho hasta el de la sentencia. De acuerdo con este principio, aún cuando las leyes se derogaran, seguían beneficiando a aquellos a quienes estaban destinadas o hubieran abarcado.

El objetivo era reabrir los procesos ya finiquitados muchos años antes y para esto había que terminar con los principios básicos del derecho en una sociedad civilizada que operara a favor de los imputados por delitos vinculados a la represión de la violencia subversiva (2).

La convención sobre la Imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de Lesa Humanidad, adquirió jerarquía constitucional por la ley 25.778 que se publicó el 3 de septiembre de 2003. Esta convención se aplicó al caso Arancibia Clavel que tenía la Corte en estudio, (en realidad debería decir a la espera de que saliera aquella ley para después aplicarla retroactivamente, así fue y por eso no se pronunció antes con la ley entonces vigente) vulnerado el principio de que nadie puede ser condenado sino por una ley anterior al hecho que se juzga. Mi voto fue negativo a la idea de imponer esa regla, ya que al igual que los Dres. Fayt y Belluscio sostuvimos que para eso había que violar la Constitución y hacerlo con retroactividad. La mayoría dejó de lado la coherente jurisprudencia nacional como internacional que consagra una conducta y norma de acción que sostiene que el principio de legalidad no queda satisfecho si el legislador no determina de manera doble la conducta punible con toda claridad y la pena correspondiente. No tocaba la condena por analogía que se aplicó.-

Las normas internas y las del derecho internacional también impedían desconocer la cosa juzgada judicial, la irretroactividad de la ley penal con el agravamiento de la prescripción o de una pena mayor a la del momento de la comisión del delito. El Estado Argentino desconoció los principios de derecho de los instrumentos que fueron incluidos a la Constitución Nacional cuyo artículo 18 debiera servir como una barrera. Y esto es así justamente porque los Tratados Internacionales declaran la vigencia obligatoria de los mismos en la medida que una disposición interna del Estado miembro, no dispusiera de una norma aún más benigna que las contenidas en ellos. Y este es nuestro caso, pues el art 75 inciso 22 de la Carta Magna Argentina dispone expresamente que los tratados internacionales no son de aplicación de nuestro país si los estándares de protección que establecen son inferiores a la declaración de Derecho y Garantías consagrados en la primera parte de nuestra Constitución Nacional. Así entonces, el art. 18 de nuestra Constitución prevalece sobre los Tratados Internacionales en casos como los que motiva esta presentación. En tal sentido vemos, entre otras disposiciones, en particular el citado art. 18 establece textualmente "Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Los cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de los que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice".

  
 PETITORIO:

En base a lo expuesto, a esa comisión SOLICITO:

Se tenga por interpuesto el presente como amicus curiae.-

Tome en consideración los razonamientos expuestos a fin de determinar las graves violaciones a los derechos humanos indicadas, así como la afectación que con ellos se hace a las víctimas.-

Sin otro particular saludo a esa comisión muy atte.-

Buenos aires, 3 de noviembre de 2016.-

1- NOTA: Al respecto y paro no abundar más en este apartado me remito o un e-mail, escrito por el colega Dr. Gustavo Ygounet, ya que a pesar de su ironía jurídica me parece totalmente ejemplificativo. El mismo se puede encontrar en lo web con el nombre de su autor, el indicado colega y está titulado "Los juicios o los militares argentinos- La historia del león mordido" de fecha 6 de abril de 2013. No obstante paso o incorporar dicho e-mail.

Queridos compañeros y camaradas:

El ultraje es permanente. Si consideramos que los apresamientos son como consecuencia de haber honrado la palabra dada cuando juramos defender la Bandera hasta la muerte, evitando por todos los medios que flameara el trapo rojo en los mástiles de la Patria, fácil nos resultará concluir en que ya pasó el tiempo del abogado...

¡Éramos tan chicos, y ya éramos soldados!


Nunca dejemos de serlo.

Hace poco me consultó un joven General, echado a los pocos meses de haber ascendido. Estaba preocupado por el giro que están tomando los juicios y lo pertinaz de la persecución.

Pienso que, a veces, en momentos dolorosos vale la pena una sonrisa. Entonces, al camarada que me consultaba le contesté con un viejo cuento.

Dice así:

En el África del apartheid, un negro que andaba en su auto por los barrios de los blancos cometió una infracción de tránsito. Fue apresado, llevado ante un tribunal de "JUSTICIA" y condenado. La pena consistía en luchar de igual a igual con un león. Ambos contendientes deberían ayunar durante dos días, antes del combate. Cuando llegó la hora, el negro fue llevado al estadio de los blancos, colmado de público. Fue atado (se le dijo que era una precaución para que no resultara lastimado el león, ya que había que preservar el ecosistema, y se trataba de una especie en vías de extinción). Luego se lo introdujo al negro en un pozo, sobresaliendo únicamente su cabeza. El león, hambriento y feroz fue soltado. Arremetió contra el infractor y en la primera pasada le arrancó una oreja; volvió a la carga -hecha agua la boca-, y en la segunda arremetida le arrancó al negro la nariz y un trozo de cara; cuando encaró la tercera embestida, el mortificado negro lo vio venir, lo midió e hizo un movimiento evasivo con la cabeza, logrando morderle fuertemente los huevos al león. De las tribunas surgió un alarido histérico: -¡peleá limpio, negro hijo de puta!

La historia del negro y el león viene a cuento.

Resulta que, luego de 30 años, el enemigo con ropaje cívico nos apresa y nos dice:

- Nosotros no somos como Uds.; les reconoceremos sus derechos, los someteremos a los jueces de la Constitución, no como lo que Uds. hicieron con sus pobres víctimas, indefensas e inocentes. Les daremos, en fin, un juicio justo en el que contarán con todas las garantías. A ver qué tienen que decir, defiéndanse!

- Bueno, en primer lugar, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida...

-No!, esas leyes no sirven más, fueron declaradas inexistentes por la nueva Corte Suprema...

-Ah, bué..., entonces invocamos en nuestro favor la prescripción de la acción penal, ya que se trata de hechos que pasaron hace más de un cuarto de siglo y...

- No!, esos hechos nunca prescriben, porque se trata de delitos imprescriptibles, de lesa humanidad...

-Ah, entonces, nos amparamos en el principio de la cosa juzgada (non bis in idem), nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa, y nosotros ya fuimos sobreseídos...

- Sí, pero no... tampoco pueden ampararse en la llamada "cosa juzgada" porque los juicios esos fueron nulos, resueltos en mérito a leyes que ya no existen más y que se oponen a los Tratados de Derechos Humanos que se incorporaron a la Constitución Nacional a partir de 1994

- Está bien, entonces invocamos la amnistía y el indulto, lo que impide que se nos vuelva a juzgar...

- Claro, pero las amnistías y los indultos, están prohibidos para amparar delitos crueles, atroces y aberrantes, como los que Uds. cometieron contra nosotros...

-Entonces, alegamos el cumplimiento de las órdenes del servicio, impartidas por las autoridades constitucionales, para combatir al terrorismo y a la subversión apátrida, en tiempo de guerra; está claro que según la ley vigente en el momento, los delincuentes eran los terroristas y no las Fuerzas legales...

- Sí, pero ahora, según los Tratados internacionales de Derechos Humanos, el único delito de terrorismo que existe, es el "terrorismo de Estado", que se asimila al crimen de "lesa humanidad", por lo que no se puede alegar el cumplimiento de órdenes ilícitas
- Planteamos, entonces, la nulidad de todo lo actuado por jueces designados después de 1983, pues no son nuestros jueces naturales, los que nos fueron quitados (lo que pone en riesgo la validez de las órdenes de detención que están librando los actuales magistrados carentes de competencia para juzgar estos hechos)...

- ¡Error!, antes de 1983, cuando se reformó el Código de Justicia Militar, Uds. eran juzgados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, integrado por militares y no por jueces de derecho. La nueva ley no les sacó jueces, sino que les dio más jueces, y por añadidura, más aptos, letrados, capacitados e independientes. La nueva ley, en fin, les dio mayores garantías... Aparte, la Corte Suprema de la democracia dijo que esa reforma era constitucional.

-Ah, no lo habíamos visto así. Entonces, ¿si la reforma de Alfonsín fue constitucional, porqué se declararon inexistentes o inconstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia debida, que también son de aquella época y que fueron aplicadas muchas veces por la Corte Suprema de la democracia?

- Es que, como ya se les explicó hasta el cansancio, se trataba de leyes que servían para la impunidad de delitos que lesionan garantías contenidas en los Tratados Internacionales que fueron incorporados a la Constitución en 1994.

-Bien, entonces invocamos el principio de irretroactividad de la ley penal más grave, o de retroactividad de la ley penal más benigna, que es un principio fundamental del derecho penal liberal, y que impide que se nos juzgue en base a leyes dictadas con posterioridad al hecho

- Ese principio no rige en casos de delitos de lesa humanidad, como los que Uds. cometieron, ya que al ser imprescriptibles los van atrapando todas las leyes que se vayan dictando a lo largo de la historia de la humanidad...

-Entendido, entonces, permítasenos ampararnos en el principio de legalidad, contenido en el sistema del "tipo penal" (todo lo que no está prohibido, está permitido, lo que es una derivación del principio NULLUM CRIMEN, NULLA POENA, SINE PRAEVIA LEGE POENALI), pues el delito de "lesa humanidad" no está tipificado en nuestro Código Penal, ni en nuestra Constitución Nacional...

-Bien, eso es cierto..., pero no se impacienten, ya lo estará algún día. Por ahora, si bien no ha sido descrito con el rigor formal que exige la ley penal en materia de "tipicidad", hay un par de descripciones en el planeta, una de las cuales obra en la Convención de Roma, creo...

Y así, podría seguir hasta el infinito.

"Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra si mismo, ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos..." (art. 18 CN)

Pregunto: ¿no habrá llegado la hora de morderle los huevos al león?

Un fuerte abrazo para todos y especialmente un orgulloso saludo militar a nuestros prisioneros de guerra.

Igounet

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2- NOTA: A título de ejemplo se puede ver el libro del periodista PABLO MENDELEVICH, (EL PAÍS DE LAS ANTINOMIAS LA CONFRONTACIÓN COMO FORMA DE GOBIERNO) Ediciones B Argentino S.A BS.AS 2008 de quien no se puede sospechar de simpatizante del gobierno militar y, por el contrario proclive de la corte depuesta por el Kirchnerismo, cuyo acto miró con simpatía como lo dice en su propio libro. No obstante en la nota de la página 174 relata cuando la presidente Cristina Kirchner en un acto en Roma pidió perdón a las víctimas de los terroristas del estado, por la demora en el juzgamiento de los responsables. Ahí dijo "les pido perdón, en nombre de todos las argentinos, por no haber podido hacerlo antes; son más de treinta años" y se puso a llorar...

Olvidando que en los años ochenta y noventa hubo importantes juicios y condenas a los represores. Que algunos procesados y condenados se hubieran beneficiado con las leyes de Punto Final, y la de Obediencia Debida y/o con los indultos no significa que no hubieran existido juicios... "En treinta años" y continúa que en rigor, desde las primeras condenas significativas habían transcurrido veintitrés años. Por otra parte, continuó el periodista señalando que la presidente no hizo mención al detalle de que (a) diferencia de las ochenta y de los noventa, la capacidad militar de oponerse o los juicios por razones políticas y biológicas se extinguió.