sábado, 30 de mayo de 2009

Otra Fiesta Patria sin pena y sin gloria


Nuevamente este 25 de Mayo, una de las dos fiestas patrias más importantes de nuestro país, la formación del primer gobierno patrio, transcurrió sin pena y sin gloria.

Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl

Casi podría afirmarse que la conmemoración de este día tan decisivo en la historia de nuestra Nación, pasó casi desapercibida.
Probablemente los únicos que lo apreciaron son aquellos que, aprovechando este feriado largo, lo utilizaron para turismo, y sus actividades conexas. Pero lo apreciaron como un feriado más y no como la conmemoración de una fecha decisiva del nacimiento de nuestra Patria.
Pero lo expresado no es nuevo, ya hace muchos años que la celebración de nuestras fechas patrias va declinando más y más dentro de las costumbres de la ciudadanía.
El tema pareciera trivial. Sin embargo no es así, es realmente importante, ya que va erosionando lentamente nuestra identidad nacional y amenazando la consolidación e integridad de nuestro país como Nación.
La identidad nacional y la nación son construcciones complejas integradas por una serie de elementos interrelacionados de tipo étnico, territorial, económico, político-legal. Representa lazos de solidaridad entre los miembros de la comunidad, unidos por recuerdos, mitos, historia, tradiciones compartidas y objetivos comunes. Y por supuesto tanbien de perspectivas de un futuro común.
Victor Masssuh sostiene que “la Patria es más un sentimiento que una idea o un acto de voluntad”
Pero en este caso es notorio como hay un progresivo y lento deterioro de nuestro sentimiento como Nación, que podría traducirse con el tiempo en un importante factor más, que incida a su desintegración.
Para facilitar la comprensión de este grave hecho se expondrá en forma muy esquemática y abreviada la causa principal de la desaparición paulatina de la exteriorización de este sentimiento.
Un sistema político, particularmente el Estado, sus instituciones y el gobierno, funcionan, valga la redundancia, como un sistema que se alimenta por “apoyos” y “demandas”, que arrojan después de un procesamiento interno, productos que se denominan “políticas públicas”. Estas a su vez van retroalimentando permanentemente el sistema por otros “apoyos” y “demandas” que a su vez producen nuevas “políticas públicas” y así sucesivamente.
Pero para que el sistema funcione adecuadamente, según el sociólogo americano Talcott Parsons, este debe reunir algunas prerrequisitos, En lo que hace al objetivo de esta nota: el de la “integración”. Pero también esta función debería aparecer en las “politicas públicas” resultantes del sistema.
En otras palabras “la integración” es una obligación de los gobiernos para propender fomentar, articular e incrementar los rasgos culturales propios del país y de su tradición, los sentimientos afectivos y de apego y los productos simbólicos de afirmación de valores propios.
Ello se logra básicamente con la cultura, y en ese aspecto juega un rol importante las escuelas, el lamentablemente abolido servicio militar y las exhibiciones y desfiles de las fuerzas representativas del país y sus FF.AA.
Desde ya hace muchos años que en nuestras fechas patrias no se nota el fervor patriótico de antaño, pero durante estos seis años de gobierno se ha agudizado y llegado a niveles verdaderamente alarmantes.
El gobierno ha olvidado o relegado a su mínima expresión esta obligación del Estado. Las banderas, símbolo característico en cualquier país como representación del mismo en sus festividades, este 25 de Mayo, estuvieron prácticamente ausentes en los balcones de las viviendas de nuestra Capital. Tampoco se vieron las clásicas escarapelas y la merma de vendedores ambulantes de estos símbolos patrios en las calles fue notoria.
También fueron mínimos los festejos de la fecha patria. No hubo desfiles, ni el tradicional Tedeum en nuestra Catedral. Los medios tampoco reflejaron la importancia de ese día trascendental de los orígenes de nuestra nacionalidad.
Y para colmo de males, la presidente en la ceremonia central realizada en Puerto Iguazú en la provincia de Misiones, convirtió el acto patrio, en un mitin proselitista y en una convocatoria de campaña, donde no hizo referencia a la recordación del primer gobierno patrio y sus próceres, sino enumeró los logros y la política llevada a cabo a lo largo de los seis años de gobierno kirchnerista y la ya clásica serie de promesas gubernamentales.
La presidente volvió a olvidarse que es presidente de todos los argentinos y no solo de sus cada vez menos seguidores
El nacionalismo es el lícito y justo amor a la Patria. El gobierno no lo desarrolla, estimula, ni lo fomenta. El fervor patriótico desapareció casi totalmente. El único fervor que pareciera que tenemos los argentinos, es el fervor deportivo.
Pero esta apatía casi generalizada, no es culpa de los ciudadanos, es culpa del desgobierno de esta dirigencia corrupta y manifestadamente incompetente que desconoce otra de sus responsabilidades: nada menos que la de fomentar el orgullo nacional y la cohesión interna.

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