viernes, 20 de febrero de 2009

Es el discurso... La actualidad agropecuaria anticipada hace más de 50 años


Le proponemos leer el siguiente extracto de un discurso pronunciado por un dirigente agropecuario hace algún tiempo.

Por Pablo Dócimo

Cuando llegue al final, seguramente se asombrará por dos aspectos llamativos del mismo: el primero, su asombrosa actualidad, y el segundo, la fecha en que fue pronunciado.

"Conocemos todas las dificultades con que ha tropezado el desarrollo de las fuentes madres de la riqueza del país en los últimos años, y el sufrimiento que de ello ha resultado para los hombres que han dedicado sus actividades al trabajo rural.

Necesitaremos, luego, una fuerte cohesión entre los productores rurales, para que dentro de la actual organización democrática se nos oiga y se nos tenga en cuenta en nuestras legitimas aspiraciones.

Somos los más numerosos, pero actuamos dispersos. En esas condiciones constituimos muchas veces el juguete de las pasiones o de las conveniencias políticas, que suelen ejercitarse en detrimento de los intereses agrarios del país.

El gobierno fija la tasa del impuesto de acuerdo al dinero que quiera extraer de los productores rurales. La cantidad de este dinero no depende de la valuación, que en todo caso debe ser una estimación prudente de la realidad; sino la pura y simple voluntad del gobierno, que en el presente caso quiere más dinero, a pesar de la situación critica de las actividades agropecuarias, y de la mala situación de los contribuyentes. Languidece así el espíritu de empresa tan necesario en un país joven como el nuestro, al apoderarse el fisco de una parte desmedida de los recursos individuales.

Se substrae asimismo a las actividades productivas los capitales en que buena parte de esos réditos serian transformados, y no para aumentar la eficiencia económica de la colectividad, sino para emplearlos en sueldos y gastos improductivos, satisfaciendo apetitos de las clientelas electorales.

Los sistemas actuales que ponen al capricho de los poderes públicos el nombramiento de empleados, son en parte la causa de los males que hoy agobian a la provincia, la voracidad insaciable de los comités va así creciendo sin que se vislumbre un freno que ponga coto a sus demasías.

Vemos así las oficinas públicas ocupadas en gran parte por hombres que carecen de la aptitud necesaria para desempeñar sus funciones; de ahí que la eficiencia disminuye, cuando no se anula, y que el número de empleados es muy superior a lo necesario.

La recomendación política vale más que la capacidad y en esas condiciones falta todo estimulo para el empleado público con las consecuencias que hoy palpamos en nuestro engranaje administrativo.

En Australia y en Nueva Zelanda, por ejemplo, para citar dos países nuevos, análogos al nuestro, el Jefe del Gabinete y los Ministros apenas pueden nombrar su secretario privado. Los políticos carecen, pues, de toda influencia en el nombramiento del personal, de tal suerte que el Poder Ejecutivo puede dedicarse a hacer obra genuina de administración y fomento con empleados tan bien seleccionados y tan capaces como los de cualquier empresa bancaria o comercial.

En esta forma el costo de la administración publica resulta mucho mas bajo y sus servicios mucho mas eficaces. El ejemplo de esos países, señala con elocuencia el camino a seguir a nuestro gobierno.

El mejor remedio para las finanzas maltrechas de la provincia es la continencia administrativa y la reducción de los gastos.

El aumento de los impuestos cuando rebasa la capacidad tributaria, como en la actualidad, resulta en extremo perjudicial, pues sofoca las fuerzas productivas. Pero es el expediente mas fácil.

Bien entendido, señores, más fácil cuando los productores sobre los que recaen los pesados tributos consienten blandamente en la "esquila fiscal". De ahí, señores la necesidad de dar coherencia a nuestra acción, de unir nuestros esfuerzos, limando las pequeñas asperezas, para que el trabajo de la campaña gravite con la magnitud que le corresponde en la dirección de los asuntos públicos. Sólo así dejaría de ser la fuente predilecta de los apetitos fiscales y se transformara en el eficaz propulsor que hoy requiere nuestra vida colectiva."

Este es un extracto del discurso pronunciado por el Presidente de la Sociedad Rural Argentina Ing. Luis Duhau, en la exposición de ganadería celebrada por la sociedad rural de azul en el año 1927, ¿es necesario agregar algo más?

Tribuna de Periodistas

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