martes, 2 de diciembre de 2008

Supervivencia fatal de la malignidad

No hay en estas líneas una sola gota de escepticismo o exageración.

Es más simple: En esto se apoya la supervivencia fatal de la malignidad.


Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse


“Al principio, todo fenómeno maligno es como un virus. Al cabo de un tiempo, llega a convertirse en una realidad tangible. El sabio piensa a largo plazo. Por eso, presta mucha atención a los gérmenes y a los virus. La mayoría de los hombres carecen de perspectiva… por eso, no se ocupan del problema hasta que no ha llegado a ser muy evidente. Cuando se trata de un virus común, es un asunto sencillo. Pero cuando se trata de un virus maligno, es preciso invertir muchos recursos en resolver el mal.

Y todos los esfuerzos suelen ser en vano” (Tratado Secreto de Estrategia China).

La crisis ya se instaló aquí.

La pregunta que muy pocos se han hecho, es cuanta responsabilidad de esa crisis es consecuencia de factores internos o endógenos, muchos de los cuales venían creciendo gravemente desde hace cuatro años de la mano de nuestra dinastía… y cuanta responsabilidad es imputable al gran drama financiero del hemisferio norte.

Y la respuesta… la conoce muy bien nuestro gobierno, que ha quemado incienso de gratitud por este inesperado cimbronazo internacional que le vino a caer como anillo al dedo, llenando la Casa Rosada de máscaras venecianas que se repartían allí gratis para tapar los rostros de culpabilidad de una docena de inoperantes, empezando por los cónyuges, que son los dueños escriturales de un verdadero catálogo de desquicios.

Sólo el gravísimo problema del campo, al que se verá muy pronto regresar de su tumba, alcanzaba para saber que el vehículo del matrimonio ya se había ido al pasto. Y estaba allí, formando parte del paisaje, con las ruedas para arriba.

Eso ocurrió en los primeros días de marzo, hace ya ocho meses.

La implosión de los Estados Unidos no tiene más de 60 días de vida.

Nuestro virus maligno es pues, tan anterior a ella, que justo a punto de ser aislado, pudo mutar como el HIV, enmascarándose con simpleza alarmante, dentro de un nuevo capullo, para seguir viajando en el torrente sanguíneo de todos nosotros.

Y así fueron las cosas.

Ahora tenemos mucha gente confundida… frente a un gobierno victimizado.

Si los siervos de la gleba que responden a los monarcas en el Congreso, dejan pasar el blanqueo tal como es previsible, no sólo tienen “resuelto” el grave problema de caja que los angustiaba, sino que además podrán borrar de un solo golpe, varios problemas penales que hoy los salpican en la cara.

Negar que ahora tienen ya el camino bien pavimentado hacia las elecciones legislativas de 2009 y seguramente las nacionales de 2011, sería ignorar que la política de oficialismo que nos tutela, es sólo un problema de dinero.

Ni el bien común, ni el honor, ni el mérito, ni los augustos contrastes de una epopeya patriótica plena de ideales nobles, formaron jamás siquiera una misérrima parte de la esencia política de este oficialismo de baldío.

El poder ha sido y sigue siendo para ellos, el resultado grotesco de una simple contabilidad de almaceneros.

La herramienta de los cuatreros para cortar alambradas institucionales.

La ganzúa para violar la Carta Magna.

Tienen el dinero fresco recién saqueado a las cajas jubilatorias.

Van por un blanqueo exculpatorio y una moratoria histórica, conservando con toda esa nueva caja, una formidable capacidad de sometimiento directo de personas e instituciones.

“Súper poderes” y Emergencia Económica ya están casi prorrogados, sólo para dinamitar cualquier puerta que acaso puedan hallar cerrada.

Sin añadirle a lo anterior, el viejo “Manual del Carterista”, que jamás han abandonado en su vida, van pues, derecho a quedarse con todo en el 2009.

Pero mucho más grave que todo lo dicho:

Es una formidable utopía soñar con que pueda aparecer aquí un personaje lúcido y honesto, que aglutine y conduzca una coalición opositora sólida y homogénea.

El desierto es lo que tienen enfrente.

Terminarán, ahora sí, de estrangular a la prensa con una pauta publicitaria que puede darle oxígeno a varios medios al borde de la quiebra.

Cada día que pasa aparece un nuevo opositor dispuesto a presentarse con lista propia para ser Presidente. Y hasta parece que la fábrica que los pone en movimiento, se encuentra instalada precisamente en Balcarce 50.

Otra vez Lavagna, después de haberse llevado una troja de votos drenados de la segunda fuerza, otra vez Carrió, otra vez Rodríguez Saá, un Mauricio Macri con toda la Ciudad de Buenos Aires haciendo cola para agradecerle la suba salvaje de los impuestos y todos los nuevos aparecidos (y no por ello menos sospechosos) Felipe Solá y Julio Cobos. Sólo por nombrar media docena que puede aspirar a un 8% de votos. Pero hay más.

Y eso es el desierto que tienen enfrente. Ni más ni menos.

Realmente hay que hacer un esfuerzo intelectual de magnitud para no verlo

Es el mejor escenario para que se consume lo que aquí puede esperarse ¡Que la yunta va a retroceder en las preferencias nacionales!

Nadie tiene dudas de eso… Y hasta puede incluso repetirse el cuadro del raquitismo de votos con aquel famoso 21% que los trajo al palacio a un precio de liquidación.

Pero hágase la cuenta módica acerca de lo que puede ocurrir con esta lamentable y andrajosa oposición pulverizada, cegada por el protagonismo carente del arrojo más elemental e incapaz de hallar un solo objetivo de estado, para ponerse de acuerdo.

Vale repetirlo par que no se crea en milagros.

Provincias enteras en estado de dependencia financiera y de confusión cívica, dirigidas por mercaderes de cualquier partido que, con la chequera del gobierno pueden alcanzar sin despeinarse a juntar el 85% de los votos.

Y no se caiga en la tentación de quitar la mirada de lo que ocurre:

Léase bien esto: En todas, en absolutamente todas las fotos de los afiches de campaña de Gerardo Zamora en Santiago del Estero, estaba la cara de alguno de los dos monarcas y su apellido con letras de molde.

Pero véase también que con el dinero de la campaña de este ex radical, se podrían haber construido sin problemas cuatro hospitales y 9 escuelas.

Un hospital de campaña de los talibanes es mucho mejor que cualquiera de los hospitales públicos que tiene esa provincia. Zamora hizo un hospital de niños (Eva Perón) que ahora ya no tiene médicos calificados ni enfermeras. La presidente le hizo otro hospital en Añatuya en abril último. Pero todos los centros de salud de la provincia están hoy cercados por una gran muchedumbre de niños en estado de completa desnutrición.

Este es el desierto opositor al que me aquí refiero:

El segundo después de Zamora obtuvo menos del 6% de los votos.

No hay en estas líneas una sola gota de escepticismo o exageración.

Es más simple: En esto se apoya la supervivencia fatal de la malignidad.

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